sábado, 8 de junio de 2013

ESPAÑOLAS/ ASESINOS EN SERIE/ ROMASANTA



Género: Terror
Temática: Licantropía, Misterio, Muerte, Nudity, Asesinos en Serie
País: Eespaña
Duracón: 95 Minutos
Año: 2004
Director: Paco Plaza
Guión: Alberto Marini, Elena Serra
Intérpretes: Elsa Pataky, Gary Piquer, John Sharian, Julian Sands, Macarena Gómez
Productor: Julio Fernández
Música: Mikel Salas
Fotografía: Javier Salmones
Montaje: David Gallart

Sinopsis:
Galicia, 1850. Los bosques están plagados de lobos. Cada vez son más los desaparecidos. Los cadáveres mutilados presentan heridas salvajes junto a incisiones propias de un cirujano. Esa contradicción aterroriza a los aldea-nos que no se atreven a cruzar los bosques. La leyenda del hombre lobo se expande. Bárbara (Elsa Pataky) y su hermana Josefa viven en una casa en mitad del bosque. Sólo cuando llega Manuel (Julián Sands), un vendedor ambulante y amante de Josefa, de quién Bár-bara está secretamente enamorada, se sienten a salvo. Manuel acompaña a Josefa a la ciudad. Cuando regresa, entre él y Bárbara surge una desgarradora historia de amor. Pero la sospecha de que su hermana nunca llegó a la ciudad se apodera de Bárbara ¿Por qué Manuel es el único que no teme cruzar el bosque? ¿Qué secreto esconde su viejo carromato?

A mi me ha parecido mejor película de lo que esperaba, la vi hace mucho tiempo empezar pero nunca acabar, y ese comienzo me gustó, y después de verla hoy se que he visto la mejor película de la Fantastic Factory. Con un desarrollo lento pero continuo nos relata una historia de Licantropía verdadera o falsa, no lo sabremos, pero atrapa hasta el final. No es un peliculón pero no está mal construida, tiene una fotografía estupenda; mostrando esos paisajes gallegos y de la costa atlántica, buenos guiones, buenas interpretaciones, e incluso la Pataki no lo hace fatal, sino, en su punto; no hay mucho gore, pero lo poco que se ve creo que es suficiente, ya que poco hubiera sido ñoño, y mucho no hubiera pegado con el progreso en general del film, he de resaltar la gran escena de lobo a hombre, y como decía una persona:
¿Pensad en una película que no sea millonaria donde se vea ese proceso también hecho sin necesidad de ordenador?
En general una película bastante agradecida aunque pasa desapercivida su visionado, te gusta pero te queda con falta de algo


FUENTE: http://www.abandomoviez.net/db/pelicula.php?film=421


Fuente: http://www.asesinos-en-serie.com/manuel-blanco-romasanta-el-hombre-lobo-de-allariz/

Romasanta y sus asesinatos

Durante el tiempo en que Romasanta estuvo en su parroquia natal, se comportó adecuadamente y no levantó sospecha alguna; pero, poco después de comenzar su vida ambulante (como vendedor de quincalla), surgió el rumor de que había asesinado en Castilla a un criado del prior San Pedro de Rocas. También fue sospechoso de matar al vendedor Manuel Ferreiro en 1834, y se sabe que en 1843, habiéndole dado palabra de matrimonio a una mujer (Catalina Fernández) 18 años mayor que él, tuvo que huir de tierras leonesas porque era sospechoso de haber asesinado a Vicente Fernández, el alguacil de León, ya que éste pensaba embargarle una tienda por deudas.
Todas las cosas antes mencionadas hicieron que el diez de octubre de 1844, pese a la falta de pruebas, el Juzgado de Primera Instancia de Ponferrada le condenase a diez años de presidio. Querían condenarlo a muerte, pero Romasanta no compareció y las pruebas no aparecieron. Ante la condena impuesta y posteriormente confirmada por la Audiencia de Valladolid, Romasanta escapa y se oculta en Galicia, dentro de la parroquia de Rebordechau-Vilar de Barrio.
En Rebordechau, durante los primeros dos años, Romasanta vive y trabaja de jornalero en la casa de Andrés Blanco, desapareciendo (por días o incluso semanas) en los meses de menor actividad para ir a Portugal y regresar trayendo mercancía de contrabando para venderla en fiestas y mercados. Según se sabe, Andrés Blanco apreciaba a Romasanta por su carácter afable, su actitud comedida y su buena disposición para colaborar en lo que sea menos el sacrificio de animales; ya que, paradójicamente (pues fue un asesino), no soporta ver correr la sangre de esas inocentes criaturas.
En el año 1845, estando en casa de Andrés Blanco, Romasanta se hace amigo de Manuela García Blanco, una mujer diez años mayor que él, y con un historial sentimental bastante agitado, ya que a los 37 tuvo una hija estando soltera, después se casó con Pascual Merello y enviudó, luego se casó con Pascual Gómez en 1838 y se divorció en poco tiempo. Siendo amigo de Manuela, Romasanta conoce a los hermanos de ésta: Benita, Josefa, María, José y Luis García Blanco.
Ya a comienzos de 1846, la amistad entre “El Canicha” (Romasanta) y Manuela se transforma en un amor, platónico según especulan los especialistas en base al pseudohermafroditismo que sufría. En esos mismos tiempos, Manuela y Petra (su hija) acompañan a Romasanta en sus ventas por parroquias vecinas.
En febrero del mismo 1846, Manuela, en su escasez de recursos económicos, pone en venta una casita que tenía en Rebordechau a unos sesenta reales, para ayudar a Romasanta con sus negocios. Posteriormente, el 30 de marzo, Manuela se ausenta de su hogar (no la casa que iba a vender) para concretar la venta de la casita, y entonces el malagredecido de Romasanta aprovecha para llevarse a Petra, de apenas trece añitos, a la Sierra de San Mamade. Luego, cuando Manuela vuelve con el dinero y le pregunta a Romasanta que dónde está Petra, éste dice que la envió, para servir de criada, en la casa de un cura de Santander, del cual Manuela le había hablado varias veces de forma favorable.
Confiando en la palabra de Romasanta y habiendo pasado unos ocho días, Manuela decide ir también a servirle al cura de Santander, en gran parte para estar junto a su querida hija. En cuanto a Romasanta, éste no solo que la anima a Manuela para que vaya donde el cura, sino que la acompaña.
Pocos días después, Romasanta vuelve con toda la tranquilidad del mundo y, cuando le preguntan por Petra o Manuela, dice que están bien acomodadas, sirviendo de criadas en la casona del cura de Santander. No se imaginan que miente, y que es un malagradecido y un asesino, pues ha matado a Petra y a Manuela, las ha descuartizado, les ha sacado la grasa o “manteca” (para venderla), y ha dejado los despojos al aire libre, como para que su aroma atraiga a los lobos, que morderán los cadáveres y así, con sus colmillos, habrán de servirle posteriormente a Romasanta para construir la leyenda de que él se transformaba en hombre-lobo cuando asesinaba sin voluntad ni conciencia a las víctimas que años después habrá de confesar… Ahora, y a pesar de dar esa respuesta a la mayoría de personas, a Brígida Aguilar, esposa de Luis García Blanco, le dice que él les ha encontrado acomodo en Asturias a Manuela y a Petra, cuando en realidad jamás ha puesto un pie en Asturias. Inclusive, Romasanta llega al extremo de la mentira cuando, cierto día tras regresar de sus viajes de comercio, les dice a las hermanas García Blanco que ha recibido una carta de Manuela en la que ésta se muestra complacida del buen sueldo que está ganando y de su nueva situación.
Tras acabar con Manuela y Petra, Romasanta pone la vista en Benita García Blanco de 34 años, hermana menor de la fallecida Manuela, que tenía un hijo de 9 años (Francisco) y llevaba un matrimonio bastante complicado con un tal Francisco Núñez Somoza, en la aldea de Souteloverde.
Se da así que, a finales de enero de 1847, el abad de O Castro de Laza realiza el primer padrón como cura de la parroquia, y allí ve que en Souteloverde no está Francisco Núñez, ni su esposa Benita, ni el pequeño Francisco. Según le explican los vecinos al cura, Francisco Núñez se ha ido a San Xoán de Laza por conflictos conyugales, mientras que admiten no saber dónde han ido Benita y su hijo, aunque creen que probablemente, por no tener casa propia, han ido con algún familiar.  Es pues en esa situación que Romasanta se inmiscuye y, apoyándose en la falsa carta de Manuela (en la que dice estar contenta trabajando con el cura), convence a Benita para que viaje con Francisco a Santander, pues él le promete conseguirle un buen empleo en casa de un cura vecino del cura con el que supuestamente trabaja Manuela. Ingenuamente Benita cae en la trampa de Romasanta, y éste organiza el viaje de las víctimas en marzo de 1847.
A las pocas semanas, el vil Romasanta está vendiendo una colcha, tres camisas y la saya de Benita. Nadie se imagina que él, en medio del bosque, las asesinó brutalmente (tanto que les causó deformaciones óseas) el 13 de marzo, devoró parte de sus cadáveres y les sacó la manteca, dejando el resto a los lobos… Y en gran medida no se lo imaginan porque Romasanta miente con facilidad: a Luis García, hermano de Benita, le dice que Benita se ganó la lotería y puso a Francisco a estudiar Derecho; a María, también hermana de Benita, le dice que ésta y su sobrino Francisco viven a una legua de distancia, en casas de dos curas que son sobrino y tío.
De ese modo Romasanta tenía engañados a los familiares de sus víctimas, al punto de que María (la hermana de Benita) se entusiasma y, pese a sus 58 años, empieza a soñar con salir de la pobreza de la misma forma en que sus hermanas supuestamente lo hicieron con la ayuda de Romasanta. Por eso, en 1850, ésta le pide varias veces a Romasanta que le encuentre un oficio cerca de sus hermanas, pero Romasanta le dice que el viaje requiere dinero, y que para eso ella debe hacer el sacrificio de vender sus bueyes y demás bienes, ya que las primeras semanas en Santander le acarrearán muchos gastos. Ante ese pronóstico, María se desanima y opta por no viajar, puesto que no quiere apostar tanto. Pero Romasanta tiene otra víctima en la mira: Antonia Rúa Carneiro, vecina y comadre suya.
Con Antonia, Romasanta entabla un romance que no oculta a los del barrio, quizá porque así le conviene. Antonia es soltera, tiene dos hijas (María de 11 años y Peregrina de menos de 3), y un pequeño pero jugoso patrimonio heredado de su madre y valorado en 600 reales. A Romasanta le parece que puede engañar fácilmente a Antonia, y definitivamente ésta cae y hasta les cuenta a vecinos y parientes que Manuel le ha prometido casarse con ella y poner una tienda en Castilla. Sin embargo, en días anteriores, a unos vecinos les dice que trabajará de criada en Ourense, con un amo viudo que tiene dos hijos; mientras, a otros les cuenta que trabajará para un amo rico, en el mismo pueblo donde supuestamente están Manuela y Benita.
Con esos antecedentes, Romasanta parte junto con Antonia y la pequeña María, un Domingo de Ramos del año 1850. Previamente Antonia le ha vendido a Romasanta todas sus propiedades, quedándole éste a deber el importe de la venta.
Dos o tres días después, Romasanta vuelve a Rebordechau con unas cabras compradas en Riobó, y allí en Rebordechau se posesiona de las tierras de Antonia Rúa. Afortunadamente María Dolores, la hija mayor de la difunta Antonia, no viajó con su madre y su hermana, pues se ha quedado con su tía Josefa; sin embargo, poco después va a casa de Luis García Blanco, y allí permanece casi dos meses, hasta que Romasanta se la lleva a vivir con él, cosa que ella acepta pues éste le ofrece mejores condiciones de vida, y efectivamente la trata bien durante varios meses, hasta que en otoño de 1850 le propone llevársela con su madre. La niña, en su inocencia, no sabe que ha aceptado un viaje sin retorno…


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