Citizen X
Género: Thriller
Temática: Asesinos en Serie
País: Estados Unidos / Canadá
Duración: 106 Minutos
Año: 1995
Director: Chris Gerolmo
Intérpretes: Donald Sutherland, Max von Sydow, Stephen Rea
Productor: Timothy Marx
Música: Randy Edelman
Fotografía: Robert Fraisse
Montaje: William Goldenberg
Sinopsis:
Se encuentran ocho cuerpos en los
bosques, brutalmente asesinados, violados y mutilados. Las víctimas son
jóvenes, a menudo solitarias que cometieron el error de hablar con un extraño y
lo pagaron con sus vidas. Viktor Burakov, sera el detective encargado de
resolver estos horribles asesinatos.
Cuando la vi de chinorri, allá
cuando salió por el 95, puede que la viera una año después, tendría yo 10 u 11
años y nunca antes me dio una película tanto miedo, porque creo que era la
primera película que veía donde la realidad era más cruda, que el exorcista que
me acojonó mucho pero todavía no estaba yo muy metido en ese mundo de los
demonios. Pero vamos con Ciudadano X: Primero; decir que el reparto principal
es brutal donde Rea, creo que fue “catapultado a la fama” y Sutherland, bueno
como simpre; magnífico. Y luego ya con el señor von Sydow… 2. La historia
basada en hechos reales, nos contará como un forense acaba metido a detective
para encontrar a un asesino en serie a un hijo p… que claro está, de la cabeza
no anda muy bien, y durante el film veremos situaciones que nos harán pensar el
porque llega a ese punto de matar. Todo transcurre en los 80 en el declive de
la URSS y que durante unos pocos de años
luchará contra todo para conseguir descubrir al asesino. Una película
magnífica, entretenida, bruta y sentimentalmente devastadora, por lo que nos
contará ese visionado. La banda sonora cojonuda. Mi nota un 9. Recuerdo que
solo doy mi opinión personal ya que nunca estudié el séptimo follarte… digo
arte.
Una curiosidad es que el grupo de Thrash Metal: Slayer, en algunos casos incluido este, ha escrito canciones sobre asesinos en serie. En este caso; psychopathy red sobre Andrei Chikatilo El Carnicero de Rostov, de la que trata esta película que hoy os "destripo".
ABAJO ENLACE E INFORMACIÓN DE LA PÁGINA
Nació en Ucrania el 16 de Octubre de
1936, en una pequeña aldea en tiempos de hambruna, cuando morían
millones de personas cuyos cadáveres se amontonaban en las calles y
campos. Lo más cruel para el pequeño Andrei y su hermana era escuchar en
el regazo de su madre como su hermano mayor, Stepan, había sido raptado
y devorado. Aunque no era un caso aislado en aquellos duros años
treinta, el hecho marcaría notablemente al niño, quien se sentía en esos
momentos más solo que nunca. De hecho no existe ningún documento que
informe acerca del nacimiento o muerte de Stepan, pero la manera en que
su madre se los contaba hacía que la historia pareciera verídica.
En la escuela era muy introvertido,
incapaz de aceptar su miopía, (sus primeras gafas las tubo a los treinta
años, y hasta los doce se orinó en la cama). Siempre era humillado por
los otros compañeros, cualquiera podía decirle lo que fuese y él se
limitaba a escuchar y a aguantar. No es de extrañar que con el tiempo,
su ánimo se llenase con las lágrimas contenidas y con todas esas
injurias. A medida que iba creciendo, se hacía más tímido con las
mujeres, hasta el punto de hacer fracasar su primer intento sexual, por
eyacular en pocos segundos mientras abrazaba una chica; de ahí surgieron
los primeros rumores de su impotencia.
Como todos los ciudadanos soviéticos
sirvió en el ejército y luego se dedicó a los estudios, obteniendo tres
títulos: en Lengua y Literatura Rusa, en Ingeniería y en
Marxismo-Leninismo.
En 1971, un diploma universitario le dio
el grado de maestro. Sentía una creciente atracción por las menores de
doce años, y se colaba en los dormitorios para verlas en ropa interior
mientras se masturbaba con la mano dentro del bolsillo. Más tarde
Chikatilo se refugió en el Comunismo, pero su fijación con el dogma
político rayaba en la demencia.
A pesar de su problema, pudo encontrar
una esposa, y aunque era incapaz de mantener una erección, sí podía
eyacular. Logró alcanzar en contadísimas ocasiones la suficiente
erección para dejar embarazada a su esposa, pero no dejaba de pensar,
que la naturaleza lo había castigado castrándolo al nacer. Era un marido
de carácter estable y trabajador, un padre que nunca levantaba la voz
ante los hijos, un respetado miembro del partido comunista que leía los
periódicos y se mantenía al corriente de la actualidad. Discreto, vivía
con la rigurosa austeridad que corresponde a un verdadero soviético.
En la escuela en la que trabajaba, sus
alumnos se reían de él, le apodaban “el ganso” porque sus largos hombros
encorvados hacían que su cuello pareciese alargado, y porque lo tenían
por tonto. Él no hacía nada por remediarlo, tampoco cuando le empezaron a
llamar “maricón”, ni cuando le pegaban arrojándole una manta por encima
o cuando lo sacaban de las aulas a patadas. Después de cierto tiempo le
adquirió tanto miedo a los chicos que empezó a llevar un cuchillo a su
trabajo.
El afrodisíaco de la sangre: nacimiento del Carnicero de Rostov
El 22 de diciembre de 1978, Chikatilo
mató por primera vez a los 43 años. Abordó en la calle a una niña de
nueve años de edad, y la convenció para que se fuera con él a una cabaña
que poseía en las afueras de la ciudad. Sabía cómo hablar a los niños,
él mismo había sido maestro y tenía a sus dos hijos. Una vez allí la
desvistió con violencia. Accidentalmente, le hizo un rasguño del que
brotó sangre, hecho que le propició una erección inmediata,
estableciendo el vínculo fatal entre sangre y sexo. Luego, sacó un
cuchillo y se lo clavó a la niña en el estómago. Con cada puñalada
notaba que se acercaba más al orgasmo, por lo que no cesó de hacerlo
hasta la eyaculación. Chikatilo había intentado satisfacer su necesidad
sexual movido por la esperanza de llegar a ser igual que los demás, pero
no lo era. Su flacidez y las burlas de las mujeres que se lo recordaban
a cada momento, era más de lo que podía esperar. También se dio cuenta
de que su placer no consistía en acariciar los genitales ajenos, sino en
maltratarlos.
Dos días después de este crimen la
Policía encontró los restos de la niña en el río Grushovka, y cerca de
la cabaña de Chikatilo una gran mancha de sangre. Los policías
interrogaron al hombre, pero acabaron inculpando a otro agresor sexual,
Alexander Kravchenko. Chikatilo era, por las paradojas que marcaban sus
actos, más dual que nunca.
Era el típico marido sumiso y asexual.
Hacía todo lo que su mujer le ordenaba o casi todo. Ella solía desear
los placeres del lecho con más frecuencia que él, y eso les llevaba a
frecuentes discusiones, a que ella le recordase en todo momento lo
taciturno e inerte que era. Su acusación de haber molestado sexualmente a
las estudiantes le costó el trabajo, pero ganó uno nuevo en una fábrica
en el que tenía que estar viajando constantemente. Siempre se estaba
moviendo, lo cual le ayudaba a escoger sus nuevas víctimas.
Tres años pasarían antes de que
Chikatilo asesinara por segunda vez, el 3 de septiembre de 1981. Su
segunda víctima fue Larisa Tkachenko de 17 años de edad, la convenció de
ir con él al bosque para tener relaciones sexuales, pero fallo en el
intento por lo que ella se río de él, esto lo enfureció, perdió el
control, estranguló a la mujer y eyaculó sobre el cadáver, mordisqueó su
garganta, le cortó los senos y en su frenesí se comió los pezones.
Luego, comenzó a lanzar aullidos mientras bailaba una danza de guerra
alrededor del cuerpo. Dejó el cuerpo sin vida con un palo enterrado. En
esos momentos supo que volvería a matar. Los dos primeros asesinatos de
Chikatilo tuvieron cierto carácter fortuito. Es posible que, en ambos
casos, sus intenciones fueran solamente de índole sexual. Los gritos de
terror le excitaban, pero era el asesinato en sí lo que representaba
para él el acto sexual supremo.
Su tercera víctima fue Lyuba Biryuk, fue
raptada de una villa y fue acuchillada 40 veces en el bosque. Le mutiló
los ojos, cosa que se volvería algo común en sus asesinatos, la firma
mortal de Chikatilo.
Chikatilo asesinó a otras 3 personas ese
año, entre ellas se encontraba su primera víctima masculina, Oleg
Podzhivaev de 9 años de edad, el cuerpo no se encontró pero Chikatilo
afirmó ser el responsable y que le había arrancado los genitales. La
Prensa estaba enloquecida con el asesino en serie, el modus operandi era
siempre el mismo, sus víctimas siempre se encontraban en los bosques,
con indicios de violencia y sadomasoquismo, y en ocasiones les faltaban
miembros a las víctimas, que eran siempre niños, niñas y chicas jóvenes.
Entre sus presas habían muchos escapados de casa y retrasados mentales,
pues se dejaban convencer más fácilmente y agradecían su ayuda en el
laberinto del sistema de transportes local, con el que no estaban
familiarizados.
En 1984 asesinó a 15 personas. Mientras
el tiempo entre sus asesinatos iba disminuyendo, el número de víctimas
iba en ascenso. Chikatilo elegía sus víctimas entre la multitud en
estaciones ferroviarias y en paradas de autobús, y con algún pretexto,
las convencía para que lo siguieran a alguna zona boscosa. Una vez allí
les infligía numerosas puñaladas (entre treinta y cincuenta). Casi todas
las víctimas sufrían la mutilación de los ojos. A las adolescentes o
chicas jóvenes les seccionaba los pechos o los pezones, ya fuera con sus
afilados cuchillos o con los dientes. El útero era extirpado con tal
precisión que todos los cirujanos de la provincia de Rosstov pasaron a
ser sospechosos en potencia. Mientras las violaba, se enfurecía tanto
por llegar tan rápidamente al orgasmo que les machacaba la cara a
golpes. Para ocultar su impotencia, a veces, con la ayuda de una ramita,
colocaba el semen en la vagina de la víctima. En el caso de los niños,
los atacaba nada más hallarse a solas con ellos en el bosque: un golpe
para aturdirlos con las manos atadas y unos golpes de cuchillo poco
profundos para establecer su dominio sobre ellos. Posteriormente los
mutilaba a mordiscos, les cortaba los genitales o solamente extirpaba
los testículos, que guardaba a modo de trofeo. También arrancaba los
ojos de todas sus víctimas, quizás para evitar encontrarse con sus
miradas. En algunas ocasiones realizaba estas amputaciones cuando la
víctima se hallaba aún con vida, aunque no consciente. En ninguno de los
casos se encontraron las partes del cuerpo seccionadas en las cercanías
de la escena del crimen.
Además practicaba actos de canibalismo,
en sus declaraciones confesaría que le gustaba tragarse las partes del
cuerpo más blanditas… En 1981, se convirtió en funcionario de
abastecimiento de una fábrica, y el trabajo, que le obligaba a recorrer
una buena parte de la región, le proporcionaba la tapadera perfecta.
El Instituto Serbsky de Moscú diseñó el
perfil de un hombre ostensiblemente normal, probablemente casado, con un
trabajo regular, y por el esperma hallado en los cuerpos de sus
víctimas, se supo que su sangre era del grupo AB. El 14 de septiembre de
1984, detuvieron a Chikatilo en el mercado de Rosstov, pues en líneas
generales encajaba con la descripción del asesino, pero no pudieron
demostrar nada más. Chikatilo parecía un hombre respetable, y tras
hacerle un análisis de sangre, ésta resultó ser de grupo A. Enseguida
fue puesto en libertad sin cargos. Por esas alturas, los archivos de la
Policía contenían datos de unos 26.500 sospechosos. Cuando apareció el
cadáver número treinta, los periódicos empezaron a dar noticias del
posible asesino en serie, quienes todos creían un retrasado mental, a
pesar que la Policía no estaba de acuerdo, pues la amplia dispersión del
asesino indicaba que éste disponía de un vehículo, factor que en Rusia
era eliminativo.
Chikatilo fue acusado de haber robado un
rollo de linoleo de su oficina, siete meses después con ese caso aún
pendiente, fue arrestado por comportamiento impropio en la estación de
autobuses de Rostov, fue sentenciado a 15 días en prisión, pero la
Policía creía que él era el asesino, así que compararon la sangre de
Chikatilo con el semen encontrado en los cuerpos de las víctimas e
inexplicablemente no era el mismo tipo de sangre. Fue sentenciado a un
año en cárcel por el robo del linoleo pero el juez simpatizó con él y lo
liberó antes. El asesino estaba libre otra vez.
.
Descubrimiento y detención de Chikatilo
El 17 de octubre de 1990, volvió a matar
en un bosque cercano a la estación de Donlesjoz. Este crimen absorbió a
toda la Policía Local y a una fuerza antidisturbios de 100 hombres.
Pero dos semanas después, Chikatilo volvió a actuar, y ésta vez fueron
unos 600 detectives los encargados de investigar a lo largo de la línea
de los bosques, en dónde montaban guardia tres o cuatro oficiales en los
apeaderos más aislados.
El 6 de noviembre de 1990, uno de estos
detectives, el sargento Igor Rybakov, vio surgir del bosque un hombre
con traje y corbata. Mientras observaba cómo éste se lavaba las manos en
la fuente advirtió que tenía un dedo vendado y una mejilla manchada de
sangre. Le pidió los documentos y elevó un informe de rutina. Cinco días
después encontraban un nuevo cadáver en ese mismo lugar el cual
estimaron que llevaba muerto más o menos una semana.
El homicida tenía que haber pasado por
la estación, y el culpable no podía ser otro que el sospechoso del
informe de Rybakov. Lo arrestaron el 20 de noviembre, sospechoso de
haber asesinado a 36 víctimas, todas ellas mujeres y niños. Su esperma,
aunque no su sangre, sí era AB.
El fiscal general de la provincia de
Rosstov emitiría una orden de detención contra Chikatilo, efectiva a
partir del 20 de noviembre de 1990. Y ese mismo día, en efecto, fue
retenido por la KGB, mientras éste con paso lento y senil decía “¿Cómo
pueden hacerle esto a una persona de mi edad?”. En los interrogatorios,
afirmó que simplemente era un ciudadano normal, que no había cometido
ningún tipo de delito, y que era objeto de una persecución absurda por
parte de la Policía. El 27 de noviembre prometió que estaba dispuesto a
aportar pruebas de sus crímenes si no continuaban atosigándole con los
interrogatorios que le recordaban los detalles, y dos días después se
derrumbó ante un psicólogo a quien acabó confesando 53 asesinatos.
Posteriormente guió a los investigadores a los distintos lugares con la
esperanza de que el número de muertes lo convirtiera en un “espécimen de
estudio científico”.
.
Chikatilo estaba cuerdo y debía morir
Chikatilo escribió una declaración
firmada para el Fiscal General, que decía: “Me detuvieron el 20 de
noviembre de 1990 y he permanecido bajo custodia desde entonces. Quiero
exponer mis sentimientos con sinceridad. Me hallo en un estado de
profunda depresión, y reconozco que tengo impulsos sexuales perturbados,
por eso he cometido ciertos actos. Anteriormente busqué ayuda
psiquiátrica por mis dolores de cabeza, por la pérdida de memoria, el
insomnio y los trastornos sexuales. Pero los tratamientos que me
aplicaron o que yo puse en práctica no dieron resultados. Tengo esposa y
dos hijos y sufro una debilidad sexual, impotencia. La gente se reía de
mí porque no podía recordar nada. No me daba cuenta que me tocaba los
genitales a menudo, y sólo me lo dijeron más tarde. Me siento humillado.
La gente se burla de mí en el trabajo y en otras situaciones. Me he
sentido degradado desde la infancia, y siempre he sufrido. En mi época
escolar estaba hinchado a causa del hambre e iba vestido con harapos.
Todo el mundo se metía conmigo. En la escuela estudiaba con tanta
intensidad que a veces perdía la consciencia y me desmayaba. Soy un
graduado universitario. Quería demostrar mi valía en el trabajo y me
entregué a él por completo. La gente me valoraba pero se aprovechaba de
mi carácter débil. Ahora que soy mayor, el aspecto sexual no tiene tanta
importancia para mí, mis problemas son todos mentales (…) En los actos
sexuales perversos experimentaba una especie de furor, una sensación de
no tener freno. No podía controlar mis actos. Desde la niñez me he
sentido insuficiente como hombre y como persona. Lo que hice no fue por
el placer sexual, sino porque me proporcionaba cierta paz de mente y de
alma durante largos periodos. Sobre todo después de contemplar todo tipo
de películas sexuales. Lo que hice, lo hice después de mirar los vídeos
de actos sexuales perversos, crueldades y horrores.” Lo que la Policía
dedujo de esta declaración, es que el asesino trataba de buscarse una
posible salida alegando enfermedad mental, una obsesión de tratamiento
psiquiátrico.
Los psiquiatras del Instituto Serbsky,
no obstante, lo veían como un sádico prudente que no sufría ningún
trastorno que pudiera impedirle comprender que sus actos estaban mal,
actos que siempre eran premeditados. Por esa razón, en octubre de 1991,
dieron a conocer sus conclusiones, diagnosticando que el asesino estaba
“legalmente cuerdo”. El juicio de Andrei Chikatilo se iniciaba en abril
de 1992, y duraría hasta octubre de ese mismo año. Éste, con la cabeza
rasurada, presenció su juicio desde un cubículo de metal. El primer día
deleitó a los fotógrafos esgrimiendo una revista porno, pero más tarde,
abatido, se quitó la ropa y meneó el pene gritando: “¡Fijaos que
inutilidad, ¿Qué os pensáis que iba a hacer con esto?!”
Los jueces no dudaron en anunciar el
veredicto que habían nominado: el 15 de octubre de 1992 fue sentenciado a
la pena capital. Y así en la prisión de Moscú, el 16 de febrero de
1994, un tiro en la nuca acabó fugazmente con la vida de quien había
otorgado una muerte larga y penosa a tantos seres inocentes.
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